Sunday, October 07, 2007

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Maya News Updates 2007, No. 66: Naj Tunich, Guatemala - Revisiting the Cave Paintings
Today, Sunday October 7, 2007, the online edition of the daily Guatemalan newspaper Prensa Libre posted in its weekend supplement Revista D a short article on the cave of Naj Tunich, located in Poptun, southeastern El Peten department (Guatemala), well-known among Mayanists for its large corpus of (once) well-preserved paintings and hieroglyphic texts. Discovered in 1979, some considerable human induced (including the vandalism at the end of the 1980s, destroying forever a large selection of the paintings and texts) as well as natural detoration has occurred in nearly 30 years (edited by MNU):
Naj Tunich: La puerta al Inframundo maya - Naj Tunich es considerado un sitio sagrado y de peregrinación, en donde nuestros antepasados dejaron lo que ha sido estimado como una de las más finas colecciones de arte.
Los mayas creían que existía un mundo hacia arriba —Supramundo— con 13 niveles; otro intermedio donde habita el hombre, y uno más abajo, con nueve niveles, llamado Xibalbá. Es hacia este lugar a donde conducen las cuevas de Naj Tunich, situadas en Poptún, Petén. Por ello se les conoce como las puertas al Inframundo, en donde prevalece la oscuridad, el frío y la humedad. El descenso no es fácil, debe pasarse por un terreno agreste, en donde pequeñas aberturas van introduciendo cada vez más hacia la intimidad de la Tierra, pero al llegar y recorrer sus pasadizos y cámaras se entra a ese espacio sagrado y misterioso de nuestros antepasados.
Allí los mayas establecían el diálogo con los dioses, quienes eran los dueños de la vida y la muerte. Usaban a Naj Tunich, que en lengua mopán significa “Casa de Piedra” o “Cueva”, para honrar a estas deidades, por eso fue considerada un lugar ceremonial durante el período Preclásico Tardío (500 aC - 200 dC) y el Clásico Tardío (600-900 dC). Según cuentan los actuales habitantes del lugar, los espíritus pasaban por ahí, después de la muerte, para llegar a Xibalbá. La arqueóloga Nora López Olivares explica que los dirigentes más importantes entraban a la parte privada de la caverna (las cámaras internas), mientras que en las salas anteriores se quedaban aquellos que iban en peregrinación religiosa. “Se llegaba con respeto y recogimiento; no era un lugar de fiesta”.
Además de pasos subterráneos para entrar al mundo inferior, los mayas enterraban a algunos dirigentes y hacían sacrificios como lo muestra una de las pinturas. “Es la boca de la madre Tierra, y eso es tomado como sagrado”, comenta López Olivares. Este mundo maravilloso de los mayas estuvo escondido bajo la selva durante centenares de años. Los habitantes de la aldea La Compuerta, la más cercana a Naj Tunich, narran que fue redescubierta por un nativo del lugar, en 1979. Emilio Pop caminaba por ahí, no se sabe con exactitud si cazaba o buscaba árboles de chicle, cuando uno de sus perros entró en una de las aberturas de la cueva. Al tratar de rescatarlo encontró la gran perforación de piedra. Días después avisó a las autoridades, entonces empezaron las investigaciones. La arqueóloga estadounidense Andrea Stone hizo muchos de los estudios, los cuales fueron publicados por primera vez en la revista National Geographic, en 1981. El lugar fue declarado Patrimonio Cultural por el Ministerio de Educación en 1985. Ahora sólo pueden ser exploradas por investigadores autorizados por el Gobierno.
Colección de arte - El tiempo y el espacio quedaron detenidos bajo esta tierra. En sus paredes se encuentra una de las colecciones de arte en cuevas más importantes, hasta ahora conocida, de aquella civilización, según documentos del Instituto de Arqueología e Historia (Idaeh). Los textos indican que además de las muchas pinturas de excelente calidad artística, también hay inscripciones jeroglíficas, los textos añaden importancia al corpus de las inscripciones. “Las pinturas y las figuras fueron elaboradas como parte de un ritual, que unos privilegiados tenían. Éstas no eran para ser observadas por todos”, agrega la arqueóloga López Olivares.
Pese a que las pinturas se han preservado gracias a que los mayas seleccionaron paredes limpias, secas y con textura rugosa que permite una mejor adhesión del color, el paso del tiempo no perdona, y una capa de cieno que las cubría se está desprendiendo y con ella la pintura; en otros casos, se ha detectado la absorción del pigmento por la piedra.
Mas uno de los mayores daños a los que fueron sometidas las obras fue al vandalismo. Reportes del Idaeh indican que, en 1981, intentaron robarse un dibujo tratando de cortar la columna con serrucho; aunque no se logró, sí fue dañado. Ocho años después se dio otro caso, cuando personas llegaron a destruir las representaciones; además, las mancharon con lodo arcilloso o rompieron parte de la pared. Veintitrés de las 94 pinturas tuvieron serios daños, algunas fueron completamente borradas.
El arqueólogo Manuel Colón, del Idaeh y quien se especializa en arte rupestre, dice que en los últimos años se ha visto un mayor deterioro. “Creo que los mayas pintaron más, pero por el tiempo y la exfoliación otras obras han desaparecido”. La destrucción de la selva es un factor negativo. Manuel Saquic, vecino de Naj Tunich, recuerda que la montaña fue devastada por el huracán Iris, en octubre del 2001. La deforestación que causó este fenómeno se observa en la caverna. Colón explica que el agua de lluvia es perjudicial para la piedra caliza, por el gas carbónico que lleva de la superficie. Ésta se filtra con mayor facilidad cuando no existe un abundante manto de vegetación en donde los árboles absorban el líquido.
Años atrás, una misión francesa especializada en el cuidado del patrimonio indicó que el aire que las personas exhalan al respirar dentro de la cueva contiene dióxido de carbono, que reacciona con el ambiente húmedo y produce ácidos carbónicos, lo que altera el estado de la caverna. Saquic dice que eso ha causado desprendimientos y, de continuar los derrumbes internos, se obstruirá el paso por la cueva, “se juntará el techo con el suelo”, comenta.
Las cuevas de Naj Tunich, que podrían considerarse como las más sagradas de los mayas por ser la conexión entre dos mundos, que han dado aporte científico y cultural, están en peligro de desparecer. El sitio es cada día más frágil, por ello urge su conservación, comenta Nora López. Manuel Colón se une a ella y dice que debe buscarse la forma para evitar el deterioro del lugar y del tesoro que existe adentro. En la actualidad, el interior de las grutas es supervisado dos veces al año para determinar su estado. Hay propuesta de restauración, pero faltan recursos. Este sitio escondido en la vegetación de Petén permite a los habitantes del mundo intermedio, y quienes hemos tenido el privilegio de entrar en él, viajar por el tiempo y conocer un poco de la grandeza de los antiguos pobladores del área. Ojalá que perdure por muchos años más (Especial agradecimiento al Ministerio de Cultura y Deportes por permitir el ingreso para efectuar el reportaje) (written by Julieta Sandoval; source Prensa Libre - Revista D, No. 170).

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