Friday, March 28, 2008

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Maya News Updates 2008, No. 17: A Column by Walter Witschey
Not a real news item, but the column by Walter Witschey, posted on Thursday March 27, 2008, at InRich.com, touches upon two epiphanies through which many a Maya researcher may have been (edited by MNU):
Opportunity, frustration at a Maya temple site - The opportunities and the limitations of science catch us by surprise. I had such an epiphany 10 days ago in Balamku, an unlikely out-of-the way place on the truckers' highway from Escarcega to Chetumal, Mexico.
The paved two-lane road crosses the base of the Yucatan Peninsula about 50 miles north of the northern border of Guatemala. It is a major connector between eastern Mexico and Mexico City. I've traveled the road quite a few times, the last time in 1990. The road has a number of ancient Maya ruins along it. Becan, an unusual site fortified with a moat, is there. It was a defensive posture taken out of concern for its powerful and aggressive rival to the south in the Late Classic (600-800 AD). Chicanna is there, named for its striking structure with a monster-mouth doorway (in Maya, chi is mouth, can is serpent, and na is house -- together serpent-mouth-house.)
I had not visited Balamku (in English, Jaguar-temple). It was after my last trip across the peninsula, in 1990, that archaeologist Florentino Garcia Cruz, of the state archaeology office of Campeche, Mexico, and the National Institute of Anthropology and History, discovered the site by accident. The first part of the epiphany is that of discovery and opportunity. I had passed within 2 miles of this place numerous times without ever having a clue that an astonishing Maya site, with well-preserved bas-relief stucco, lay so close. It dates to about AD 600.
The same could be said of the thousands of other people who have traveled the highway in past years. For all our research and investigation, whether in archaeology, cell biology, chemistry or genetics, new discoveries wait for us just a few yards off the well-traveled highway. With insight and good fortune, they become our discoveries.


The same Jaguar-temple place provided the other epiphany as well -- science is limited in what it can tell us. One of the sharpest limitations we have is our ability to see into the minds of those long dead.
At Balamku, the stucco mural frieze stretches more than 60 feet across a building facade. In typical Maya fashion, the building was enclosed within a later structure, which served to protect it. Today, the frieze is protected by a modern enclosure (which on the outside reproduces the look of the original outside temple). The cosmological picture portrayed by the Maya rulers is well beyond our modern science to unravel. We can guess, but we cannot know.
While we do know much about the ancient Maya, we are still face-to-face with one of the great shortcomings of science. We cannot know the minds of those who went before us. We think we understand their symbols, their analogies, and their belief system, but do we really? We cannot. Their art, artistry and cosmology attest to a complex worldview and a hungry human spirit. Our science can save the stucco, but not the powerful ideas in the minds of its creators (written by Walter Witschey; source InRich.com) (photograph of part of the Balamku frieze by Sven Gronemeyer).

Thursday, March 27, 2008

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Maya News Updates 2008, No. 16: Tulum, Quintana Roo, Mexico - Over 100 Prehistoric Burials Found Underwater
As was reported yesterday, Wednesday March 26, 2008, in the online edition of the daily Mexican newspaper La Jornada, over 100 burials have been found underwater in the environment of Tulum, in the Mexican state of Quintana Roo, some of them as old as 13,000 years others of more recent date during the Maya period. The discovery of these Prehistoric and Prehispanic burials results from the project Cementerios acuáticos mayas, initiated over a year ago (edited by MNU):
Descubren más de un centenar de osamentas humanas en cenotes - En los meses recientes, más de un centenar de esqueletos humanos que estaban en cenotes y cuevas bajo el agua fueron descubiertos, en varios puntos del Caribe mexicano, por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Las osamentas se remontan a la época prehistórica y maya, y se estima que tienen una antigüedad de más de 13 mil años. “Estas evidencias en la actual área maya revela que en ese lugar se encuentra uno de los esqueletos más antiguos –de 13 ubicados hasta ahora con ese fechamiento– en el continente americano”, explicó a La Jornada Carmen Rojas Sandoval, quien realiza esta ardua labor de investigación de arqueología subacuática a 30 metro bajo el mar.
La arqueóloga Rojas Sandoval es la encargada del proyecto Cementerios acuáticos mayas, y ha explorado las cavernas submarinas del área de Tulum, donde junto con un equipo multidisciplinario han hallado indicios de la presencia humana. El área de exploración abarca Playa del Carmen y Tulum, en Quintana Roo, y el sur de Yucatán.
En el proyecto participa una veintena de especialistas, dotados con el equipo necesario de buceo, cuerdas, poleas, arneses y tripiés. También son necesarias varias luces para poder ver en la oscuridad, así como cámaras de video y de fotografía.
Extenuante labor - Para el equipo de expertos, el trabajo de investigación es extenuante, pero satisfactorio. En ocasiones bucear implica sumergirse hasta dos horas y media, para contar con tan sólo 15 minutos de observación directa tras el descenso de un kilómetro.
“Hasta la fecha –explicó Carmen Rojas– hemos registrado 22 sitios de este tipo en el Atlas nacional de arqueología y agrupamos los hallazgos en tres conjuntos: el poblamiento prehistórico, las cuevas sumergidas-cementerios acuáticos y las evidencias coloniales.”
Durante las investigaciones en las cuevas, dijo, “recolectamos tres esqueletos humanos, el más antiguo con más de 13 mil años y otros dos de 10 mil años; además, se han detectado restos de animales, como caballos, gonfoterios –de la familia de los elefantes y mamuts–, zorros, conejos, camélidos y gliptodontes (armadillos gigantes, especie extinguida). “Las cuevas, ahora sumergidas, estaban secas hace 10 mil años y debido al deshielo quedaron cubiertas de agua.”
Esas cuevas fueron utilizadas para hacer depósitos funerarios y en ellas también fueron descubiertos restos de carbono provenientes de fogatas realizadas hace miles de años. “Además, hemos encontrado restos de animales que nos han aportado datos sobre las características geográficas, como el hecho de que entonces hubiera praderas, muy parecidas a las sabanas africanas. “Sin duda, todos estos elementos aportan información sobre evidencias premayas y del poblamiento temprano-prehistórico en esta región”, puntualizó.
Víctimas de la guerra - Respecto de la civilización maya, Carmen Rojas explicó que tan sólo en un cenote fueron descubiertos más de 100 esqueletos con deformaciones craneanas, pero sin rastros de sacrificio humano.
El proyecto “ha arrojado evidencias de suma importancia y se infiere que el centenar de esqueletos humanos hallados en el cenote no fueron víctimas sacrificiales, sino de guerra”. Otra de las hipótesis sería la causa de mortalidad, debido a catástrofes naturales y epidemias o por quienes perdieron en el juego de pelota. “Destaca el hecho de que no ha sido descubierta ninguna mujer, pese a que todos los restos son de un mismo grupo étnico.”
También en los cenotes han sido detectados restos de lítica, cerámica, fragmentos de vasijas y huesos de animales. Por último, se han descubierto vestigios de la época colonial como rifles del siglo XVIII, más de 150 fusiles de chispa, bayonetas, un cañón y su carrito (cureña), utilizados en la Guerra de Castas.
En la investigación participan arqueólogos, paleontólogos, antropólogos y geólogos, entre otros especialistas; además de que se ha tenido el apoyo del INAH y el patrocinio de Discovery Channel; la BBC, de Gran Bretaña; NHK, de Japón, y National Geographic. Asimismo, Carmen Rojas subrayó que el saqueo hormiga dificulta develar los misterios de esos lugares acuáticos. “Hay quien no resiste la tentación de llevarse recuerditos del mar y en ese afán nos deja sin información”.
La experta sugiere a los buzos que reporten los hallazgos, no toquen ni destruyan las evidencias en cuevas y cenotes, “porque a veces el objeto más pequeñito podría datar de 10 mil años” (written byAna Mónica Rodríguez; source La Jornada).