Today, Sunday June 10, 2007, the online edition of the Guatemalan daily newspaper Prensa Libre published in its Sunday supplement Revista D a short general essay on the surviving Maya codices or screenfold books, including comments by Guatemalan archaeologists Oswaldo Chinchilla and Horacio Enrique Martínez (edited by MNU):
Libros de nuestros antepasados - Dicen que todo lo que el hombre ha creado, el hombre puede descubrirlo, lo difícil es saber cuánto tardará en hacerlo. Esto ha sucedido con la escritura maya, la cual fue plasmada en códices hace miles de años y hasta ahora aún no se conoce del todo su significado, porque, como dice el arqueólogo y epigrafista Oswaldo Chinchilla, “la información es inagotable”.
Esos manuscritos son las escrituras que dejaron los mayas. Se conocen tres: de Madrid, de París y de Dresde, llamados así por las ciudades en donde se encuentran. Existe un cuarto, el Grolier (por el Club Grolier de la Ciudad de Nueva York, donde se exhibió por primera vez) pero se tiene duda si es original. “Algunos especialistas lo rechazan por considerar que es una mentira de alguien que lo hizo en época moderna”, comenta Horacio Enrique Martínez, arqueólogo.
Los códices fueron escritos en papiro en forma de biombo. Martínez explica que no sólo fueron éstos, sino hubo varios manuscritos; pero después de la llegada de los conquistadores, el fraile Diego de Landa quemó muchos de ellos por considerar su origen como diabólico; tenía que borrar todo lo malo, porque obstaculizaba la introducción de la fe cristiana; sólo tres se salvaron. Años después se dio cuenta del error que había cometido al destruir una parte importante de la historia maya, trató de corregir el daño al escribir un libro con los relatos de los indígenas. “Los que perduran contienen información religiosa, ciclos de la lluvia, astrología, pero no se sabe si los que se perdieron contenían más datos”, indica el arqueólogo.
En éstos los sacerdotes describían los acontecimientos de aquel entonces. “Son como libros de historia de nuestros antepasados”, dice Manuel Raxulew, coordinador de cursos de idiomas mayas de la Academia de Lenguas Mayas. Los tres códices contienen información religiosa, augurios, pronósticos para determinadas fechas, siempre en relación con figuras de dioses, prescripciones para ciertas fiestas como las de Año Nuevo, rituales, tablas de eclipses, astronomía relacionada con planetas, en especial de Venus. En el de Dresde, por ejemplo, se detalla todo el ciclo de este planeta y el de Marte, indica Chinchilla.
El de Madrid, también llamado Tro-Cortesiano, porque estaba en manos de Juan de Tro, se supone que fue llevado a España por Hernán Cortés, consta de dos largas tiras de papel de corteza, descubiertas en Madrid y en Extremadura. Ahora están en el Museo de América en la capital española, se indica en el libro Códice Tro-Cortesiano. Es el más extenso de los tres existentes.
Éste es más un almanaque adivinatorio que permite conocer los días propicios para actividades como la caza y agricultura. Además, se presentan varios dioses, pero destacan las extrañas representaciones de unos seres sobrenaturales con rasgos de negritud en la piel, uno de ellos es Ek Chuah, Señor del Cacao y de los mercaderes. Eric Thompson, estudioso de esta cultura y quien elaboró el gran vocabulario maya, dice que el dibujo del Tro-Cortesiano es apresurado, de representaciones iconográficas crudas y despreocupadas.
En Guatemala, este manuscrito fue traducido al k’iche’ por Federico Fashen. Existe un proyecto para hacer lo mismo con los otros dos, “porque en la actualidad es difícil su acceso para ser leídos por la mayoría de guatemaltecos”, asegura Manuel Raxulew.
En la realización de cada códice intervinieron más de un escribiente. “Quienes los elaboraron estaban dedicados a eso, eran especialistas en el ramo, adquirían destreza. Narran un poco de la historia maya”, cuenta el arqueólogo Martínez. En el Código de Dresde se han distinguido hasta ocho autores en su preparación. La diferencia en los signos puede ser por las regiones en donde se elaboró y no por diferencias cronológicas. Para la arqueóloga Yvonne Putzeys, éste se distingue porque tiene muchas figuras de dioses y por la exquisitez de sus dibujos. Es reconocido como el más antiguo, descubierto en el siglo XVIII, mientras los otros dos en el XIX.
Del Códice de París o Peresiano, nombre que según dicen se le dio por haber sido encontrado envuelto en un pliego de papel que tenía escrita el apellido Pérez, sólo se localizó un fragmento en malas condiciones. Aun así, contiene partes que pueden ser leídas. “Tiene una sección especial que no aparece en los otros códices, un zodiaco que representa una serie de constelaciones e información relacionada con ellas”, explica Oswaldo Chinchilla.
Estos manuscritos quizá nunca regresen a su lugar de origen, por eso el Ministerio de Cultura y Deportes tiene previsto exponer a partir de este año, en el Museo Nacional de Arqueología y Etnología, un facsímil del Tro-Cortesiano donado por el Ministerio de Cultura de España por la conmemoración del quinto centenario del Descubrimiento del Nuevo Mundo (written by Julia Sandoval; source
Revista D, No. 153).
All four Maya codices, thus including the Grolier Codex, can be found online in digital format at the website of the
Foundation for the Advancement of Mesoamercan Studies, Inc. (FAMSI). Each of the codices or screenfold books is described in some detail through a short commentary, in both English and Spanish (go to the Spanish portal) and each codex can be fully downloaded for personal study (link to
FAMSI's The Ancient Maya Codices). The Maya codices can be found described and analyzed in more detail at the website of the
Maya Codices Database Project, hosted by Dumbarton Oaks (link to
MCD project), although at this moment only the Codex Madrid is available online.