Thursday, December 09, 2010

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Maya News Updates 2010, No. 35: Toniná, Chiapas, Mexico - New Ballcourt Sculptures Found
Recently, the archaeological project at Toniná, Chiapas, has excavated two new ballcourt sculptures. These sculptures represent giant serpent heads and in style contain iconographic and sculptural characteristics reminiscent of Teotihuacan. On Wednesday, December 9, 2010, the Instituto Nacional de Antropología e Historia posted a short report on these recent findings. The report also also refers to a hypothesis by archaeologist and project director Juan Yadeun, who suggests that the sculptures and the lay-out of the court provide a link between the Toniná ballgame and the celestial aspects of the ballgame as described in the Popol Vuh (edited by MNU; photos: INAH/Mauricio Marat):
Juego de pelota de Toniná sería el descrito en el Popol Vuh - Un par de esculturas con forma de cabeza de serpiente, que hace mil 500 años formaron parte del Juego de Pelota de la Zona Arqueológica de Toniná, Chiapas, fueron halladas por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta). El descubrimiento permite afianzar las hipótesis sobre cómo se veía este espacio ritual en la época prehispánica, que por su posición arquitectónica es el que más se apega, en comparación con otros de México, al descrito en el libro sagrado de los mayas el Popol Vuh.
El reciente descubrimiento de este par de figuras se suma a otras cuatro similares, localizadas en distintos momentos a partir de 1992, todas ellas en el Palacio del Inframundo, en la Acrópolis del sitio maya. Ambos monumentos, de piedra caliza y de 80 cm de largo, presentan además un estilo de influencia teotihuacana. El arqueólogo Juan Yadeun Angulo, responsable Proyecto Arqueológico Toniná, informó que el hallazgo del par de cabezas de serpiente permitió reforzar una serie de datos que se habían manejado como hipótesis sobre la forma que tuvo esta cancha ritual.
“Con este descubrimiento, el Juego de Pelota de Toniná, de 70 metros de longitud, se convierte en el único ejemplo en México de cómo eran estos espacios rituales en el periodo Clásico (200 – 900 d.C.), cuyos tableros de marcaje consistían en monumentos de animales”. Tras señalar que el estudio de este Juego de Pelota se remonta tres décadas atrás, el arqueólogo del Centro INAH-Chiapas, detalló que a partir de 1992 se encontraron los primeros fragmentos de figuras de cabezas de reptiles, enterrados en el Palacio del Inframundo, hasta lograrse completar cuatro en total, aunque las inscripciones del sitio hacían referencia a seis.
“Finalmente, durante los trabajos de mantenimiento en el Palacio del Inframundo, encontramos el par de representaciones que faltaba; contrastamos el hallazgo con la información ya descifrada en glifos, y concluimos que datan de alrededor del 500 d.C.”. De acuerdo con Yadeun, las esculturas de cabeza de serpiente estuvieron empotradas en los laterales de la cancha del Juego de Pelota hasta el año 688 d.C., representando el mito —referido en el Popol Vuh— sobre el movimiento astral; en particular señalaban los equinoccios, los solsticios y la Eclíptica, que es la órbita descrita por la Tierra en su movimiento alrededor del Sol.
“La cancha del Juego de Pelota de Toniná es la que más se apega —en comparación con todas las que se conocen en México— a lo descrito en el Popol Vuh, por ejemplo, es la más hundida, y el libro sagrado de los mayas dice que la cancha del Juego de Pelota del inframundo es el meandro de un caudaloso río. En el caso de la cancha de Toniná hay un río que suele desbordarse y atravesar este espacio.
“Por su posición arquitectónica, el Juego de Pelota de Toniná es el que más relación tiene con los relatos señalados en el Popol Vuh, por eso cuando encontramos las primeras cuatro esculturas de cabeza de serpiente, pensamos que tal vez simbolizaban el Wakah Chan, ‘Seis cielo’ o “Cielo elevado”, y cuando apareció el otro par de esculturas esto fue confirmado”.
Juan Yadeun explicó que el número de esculturas también guarda relación con los antiguos símbolos de poder de los mayas. “Las serpientes son una referencia al cetro de los gobernantes, quienes eran considerados los señores del maíz, aquellos que detentaban el conocimiento alrededor del ciclo agrícola, los tiempos de cultivo y cosecha, que sólo podían determinarse con la lectura del cielo”.
Estos marcadores con forma de reptiles permanecieron expuestos hasta 688 d.C., añadió el arqueólogo, al referir que además se asocian con un evento catastrófico para Toniná: su declive.
En esa época, fuerzas aliadas de Palenque —bajo el mando de K’inich Janaahb’ Pakal— invadieron Toniná y tomaron preso a su gobernante, Yukno’m Wahywal, “Señor del Fuego”, a quien probablemente mataron. En la ciudad hubo una convulsión, “y toda esa iconografía de serpientes y plumas fue destruida y enterrada, porque de alguna manera estos reptiles eran símbolos de los guerreros, mismos que habían sido derrotados.
“La cancha del Juego de Pelota volvió a funcionar en 699 d.C., cuando su gobernante K’inich B’aaknal Chaahk, en revancha derrotó diversas provincias de Palenque y había tomado varios cautivos. Entonces las representaciones escultóricas de los prisioneros sustituyeron a los marcadores de cabeza de serpiente. De esa manera recreaban el pasaje del Popol Vuh en el que ‘Los gemelos divinos’, Hunahpú e Ixbalanqué, destruyen a los señores del inframundo, en este caso representados por los gobernantes de Palenque”, anotó Juan Yadeun.
Las seis esculturas de serpientes están fragmentadas en más en 300 pedazos, las cuatro primeras fueron restauradas y están expuestas en el Museo de Sitio de Toniná, las dos halladas recientemente serán intervenidas próximamente. Al determinar que en total fueron seis las representaciones que adornaron —hace mil 500 años— la cancha de Juego Pelota de Toniná, se decidió hacer réplicas de éstas para que los visitantes puedan admirar el espacio como lució en la antigüedad, mismas que fueron colocadas durante la reciente Noche de Observación Astronómica, a la que acudieron más de mil 500 personas. (Source INAH)

Tuesday, December 07, 2010

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Maya News Updates 2010, No. 34: Playa del Carmen, Quintana Roo, Mexico - INAH Project Produces Map of Maya Settlement For 17 years archaeologists of the Instituto Nacional de Antropología e Historia have been working on the mapping of an area of some 3,500 hectares containing houses, cenotes, and caves at Playa del Carmen, Quintana Roo, Mexico. The earliest settlement of the site dates back over 1,700 years to the Late Preclassic period (ca. 150 B.C. - A.D. 300) and the archaeological map produced is currently the most detailed of any site in the Maya area. INAH posted a report this Monday, December 6, 2010, providing some detail on the various occupational phases of the site (edited by MNU; photo: INAH):
Integran plano arqueológico más completo de sitio maya - Producto de más de tres lustros de trabajo arqueológico, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) integraron el plano más completo de un sitio maya de la costa oriental de México. Se trata de un área de 3 mil 500 hectáreas, ubicada en Playa del Carmen, en Quintana Roo, donde en la época prehispánica residió la gente común de esta antigua civilización, entre 150 a.C. y 300 d.C.
En esta gran extensión, además de restos de conjuntos habitacionales, los arqueólogos han logrado el registro de tres espacios ceremoniales, además de cuevas y cenotes, algunos de los cuales tienen en su interior templos miniatura y relieves, e incluso restos de animales que posiblemente fueron ofrendados.
Lo anterior es resultado de cerca de 17 años de trabajos de salvamento arqueológico, investigación y conservación, efectuados en terrenos del complejo Calizas Industriales del Carmen SA de CV (Calica), ubicados en el municipio de Solidaridad, Quintana Roo, compañía con la que el INAH en 1986 signó un convenio para la salvaguardia de este patrimonio cultural.
El arqueólogo Luis Alberto Martos López, quien asumió en 1990 esta tarea de exploración, tendiente a determinar áreas de reserva ecológica y arqueológica, señaló que a partir de diversas temporadas de campo, además del hallazgo de diversos materiales, se logró realizar mapeo del área, conformada por los predios La Rosita, Punta Venado, El Corchalito y La Adelita, que conforman las 3 mil 500 hectáreas.
El registro de la superficie se hizo palmo a palmo mediante retículas y cuadrantes de 100 por 100 m., de tal forma que se integró el que puede ser considerado “el plano arqueológico más completo que se tiene de un sitio de la costa oriental de México”, destacó el especialista.
“En este gran recorrido encontramos series de bardas que delimitan solares, complejos habitacionales y ceremoniales, además de cuevas —algunas de más de 12 kilómetros de profundidad, como la denominada Aktunkoot o “Cueva de las albarradas”—, cenotes, aguadas y otros elementos”, señaló Martos López.
Luego de asentar estas evidencias arquitectónicas, ligadas a componentes naturales, se procedió en una segunda etapa a la exploración de algunos conjuntos y se logró la restauración del grupo habitacional Mulxchú, conocido entre los pobladores de Playa del Carmen como “El Pueblito”. Efectivamente, “El Pueblito” es un ejemplo de lo que fueron las moradas de la gente común. En las casas de planta circular se observan metates, también se encuentran estructuras a manera de apiarios, y objetos como pesas de redes y hachuelas, elementos de la antigua vida cotidiana maya que escasamente se pueden observar en otros sitios arqueológicos. El salvamento de la segunda temporada conllevó también la protección de tres conjuntos ceremoniales.
Así mismo, se exploró otro complejo habitacional con cerca de 50 estructuras que datan del Preclásico Tardío (150 a.C. y 300 d.C.), el cual se dejó como una reserva arqueológica de 24 hectáreas, a fin de que futuros investigadores lo exploren y eventualmente realicen su consolidación.
“Estas exploraciones nos permitieron conocer lo que estaba pasando desde el Preclásico en esta región, se pudo confirmar que hubo una ocupación muy fuerte hacia el 150 a.C. y después, entre 250-300 d.C, los pobladores se concentraron en ciertos sectores de la costa y muchos grupos quedaron abandonados. Fue hasta el Posclásico —alrededor del 1200 d.C— que algunos de éstos fueron reocupados.
“Además, el hallazgo de algunos materiales como piezas de oro que proceden de Centroamérica, hacen referencia a redes comerciales. Fue un salvamento que incluyó exploración y restauración de edificios monumentales, uno de ellos con pintura mural, y se registró el hallazgo de algunos entierros”, abundó Luis Alberto Martos.
El doctor en arqueología apunta que cada uno de los asentamientos guarda estrecha relación con su medio, particularmente con las cuevas y los cenotes. En estos lugares “se realizaban actividades cotidianas, pero en ciertos momentos también se les daba un carácter sagrado, porque ahí se efectuaban ritos de petición de lluvias, de buena cacería, ceremonias de purificación y de investidura de poder de señores”.
Testimonio de este uso sagrado, detalló el arqueólogo Martos, es la localización de un templo miniatura en la Cueva de Satachannah (“La casita escondida”, en maya), cuya antigüedad se ha estimado entre 1250-1350). Así mismo, en una de las galerías de esta caverna se descubrió un plato de la época preclásica y, además, en el cenote al que conduce, se hallaron —sumergidos— tres esqueletos completos de animales.
Al parecer, dichos restos de fauna “derivan de una ofrenda, aunque también pueden ser del Pleistoceno. Por el contexto de la cueva y las características del cenote, tal vez se trate de animales que fueron sacrificados y ofrendados por los mayas, en un momento en que se sabe que el nivel del agua descendió drásticamente, y quizá vinieron aquí a realizar algún rito para que esta condición adversa terminara”.
Las más recientes labores arqueológicas efectuadas dentro de este proyecto han sido el rescate de un relieve en la Cueva del Danzante, llamada así por el diseño grabado en una piedra localizada en su entrada, y el cual formará parte de la colección de un museo de arqueología de Cancún. Por otra parte, se lleva a cabo el sondeo del Cenote Noh Cab Chen (“Gran pozo de las abejas”), en cuyas profundidades podrían yacer materiales prehispánicos. (Source INAH)