Maya News Updates 2007, No. 79: Tlacotalpa, Tabasco - Archaeological Research at the Cueva de San Felipe in Puxcatán, Tlacotalpa, Tabasco, Mexico
The Cueva de San Felipe in Puxcatán is the important location where local Ch'oles perform rain petitioning ceremonies as part of their celebration of the Día de la Santa Cruz on May 3 each year. Previous archaeological research in the cave has led to the discovery of some ten mortuary deposits, both primary and secondary burials from the Prehispanic period, mostly dating to the Terminal Classic Maya period at circa AD 800-1000. During the last week of November 2007, an archaeological team of INAH specialists will start a project in which they hope to discover if the mortuary deposists can be associated with ritual acts that involved autosacrifice, as reported today, November 212, 2007, by the Instituto Nacional de Antropologia e Historia (edited by MNU):
Exploraran cueva donde pudo suceder acto ritual de autosacrificio - Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizarán la última semana de noviembre, la inspección, registro y levantamiento de materiales arqueológicos descubiertos en la llamada Cueva de San Felipe en Puxcatán, municipio de Tacotalpa, Tabasco; y en donde destaca la ubicación de diversas osamentas que, al parecer, pertenecieron a individuos que formaron parte de un sacrificio ritual.
Luis Alberto Martos López, director de Estudios Arqueológicos (DEA) del INAH, dio a conocer que en atención a un reporte emitido por el Grupo de Exploraciones Subterráneas del estado, la cavidad fue explorada meses atrás por parte de especialistas del Instituto, siendo los citados entierros primarios los que generaron un interés particular debido a su contexto. “Después de entrar y salir por ahí, se llega a la conclusión de que la gente que ingresó en tiempos prehispánicos, no pudo hacerlo muerta. Es muy difícil meter un cuerpo en ese sitio, sobre todo si consideramos la rigidez del cuerpo después de la muerte". Una de las hipótesis es que posiblemente ingresaron vivos y formaron parte de un sacrificio ritual.
“La única estalagmita que hay en el fondo de la cueva funciona como un axis mundi (eje del mundo) porque depositaron una ofrenda alrededor de ella, que incluye un cuchillo de sílex, navajillas de obsidiana, placas de caparazón de tortuga, un punzón de hueso, cinco hachuelas de piedra verde de distinto tamaño, una vasija miniatura en la que se presume manejaban sustancias alucinógenas, y dos conchas”.
Debido al fango que cubre gran parte de la caverna, todavía se desconoce el número exacto de esqueletos hallados en el fondo de la misma, aunque podrían ser alrededor de cinco, mismos que se encontraron en posición anatómica —tanto extendida como flexionada— y conforme algunos de los materiales que componen la ofrenda que les rodea, pudieran datar del Clásico Tardío-Terminal, entre el 800 a 1000 d.C.
Las dimensiones de la Cueva de San Felipe que está ubicada en una colina, comentó el arqueólogo, son de aproximadamente 150 metros de profundidad por 40 o 50 metros de anchura. Grupos choles acuden actualmente el Día de la Santa Cruz —3 de mayo— para llevar a cabo ceremonias de petición de lluvias, siendo cuatro miembros de la comunidad quienes ingresan a las dos primeras cámaras del lugar. Sin embargo, las evidencias arqueológicas se localizan luego de pasar varias restricciones o gateras, inclusive antes de llegar al límite del subterráneo donde están los entierros señalados, hay otros de carácter secundario. Una abundancia de restos óseos humanos se encuentros dispersos en ese sitio, se trata de individuos que fueron exhumados y dispuestos allí posteriormente de forma arbitraria.
“Esta zona, aledaña a Puxcatán, marca el inicio de la sierra tabasqueña y se sabe que en la época prehispánica estuvo habitada por zoques, grupo que no es de filiación maya sino más bien guarda relación con culturas de la región de Oaxaca. No obstante, antes de la Conquista, choles y chontales les fueron replegando y ganando territorio, de tal suerte que este hallazgo puede representar una ventana más hacia los zoques, una civilización que ha sido muy poco trabajada”.
“En la cueva hay cerca de 10 depósitos mortuorios, la mayoría de ellos son entierros secundarios con numerosos individuos. Una de las preguntas que intenta responder el proyecto es si cada osario (lugar donde se hallan huesos) que existe allí dentro, corresponde a un sólo evento, o fueron varios acaecidos a lo largo del tiempo”, expresó Martos. También mediante estudios de antropología física se conocerá si se trata de individuos con distintos grupos sanguíneos o si corresponde a uno solo, lo que podría hablar tal vez de una dinastía. Además del trabajo de exploración completa de la cueva, se llevará a cabo el levantamiento topográfico de la misma, a la vez de ubicar los distintos depósitos de materiales, y analizar los materiales cerámicos y líticos.
“No vamos a levantar todo —detalló en experto del INAH—, sólo se van a tomar algunas muestras de materiales óseos que sean importantes y pensamos rescatar los objetos sobresalientes. De hecho, hay muchos depósitos fosilizados, lo que habla de un largo periodo de uso de la cueva, otra de las incógnitas es desde cuándo comenzó a ser utilizada”. En asociación a los restos óseos se han hallado gran número de ofrendas compuestas por vasijas, pectorales de concha; cuentas de concha y de jade; hachuelas de piedra verde, bolas de cinabrio y orejeras. En su mayoría se trata de ornamentos, la cerámica se localizó en menor abundancia. Una selección de estos elementos conformará un pequeña muestra que se espera puede ser vista en los primeros meses de 2008 en el Palacio Municipal de Tacotalpa.
Por otra parte, Luis Alberto Martos explicó que con el objetivo de encontrar evidencias en torno al término del mundo Clásico en la región maya, el cual de acuerdo con una tesis pudo ocurrir —en combinación con otros factores— debido a una gran sequía que se prolongó durante 120 años; también se realizará una inspección subacuática en el río que circunda la colina donde se halla la Cueva de San Felipe. “Al pie de la elevación nace un río y hay una cámara en donde este afluente se convierte en subterráneo; en la exploración participarán espeleobuzos que colaboran con la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH. En cenotes y otros depósitos de agua, se han descubierto marcas de descenso en el nivel del agua. El periodo de ocupación de la Cueva de San Felipe coincide con la supuesta gran sequía”.
“La hipótesis en este caso, es que si hubo una gran sequía, este río subterráneo que brota de la colina debió bajar sensiblemente su nivel, por lo tanto debió haber posibilidad de penetrar en esta cámara y es muy posible que también hayan dejado una ofrenda propiciatoria” (source INAH - Sala de Prensa).
Luis Alberto Martos López, director de Estudios Arqueológicos (DEA) del INAH, dio a conocer que en atención a un reporte emitido por el Grupo de Exploraciones Subterráneas del estado, la cavidad fue explorada meses atrás por parte de especialistas del Instituto, siendo los citados entierros primarios los que generaron un interés particular debido a su contexto. “Después de entrar y salir por ahí, se llega a la conclusión de que la gente que ingresó en tiempos prehispánicos, no pudo hacerlo muerta. Es muy difícil meter un cuerpo en ese sitio, sobre todo si consideramos la rigidez del cuerpo después de la muerte". Una de las hipótesis es que posiblemente ingresaron vivos y formaron parte de un sacrificio ritual.
“La única estalagmita que hay en el fondo de la cueva funciona como un axis mundi (eje del mundo) porque depositaron una ofrenda alrededor de ella, que incluye un cuchillo de sílex, navajillas de obsidiana, placas de caparazón de tortuga, un punzón de hueso, cinco hachuelas de piedra verde de distinto tamaño, una vasija miniatura en la que se presume manejaban sustancias alucinógenas, y dos conchas”.
Debido al fango que cubre gran parte de la caverna, todavía se desconoce el número exacto de esqueletos hallados en el fondo de la misma, aunque podrían ser alrededor de cinco, mismos que se encontraron en posición anatómica —tanto extendida como flexionada— y conforme algunos de los materiales que componen la ofrenda que les rodea, pudieran datar del Clásico Tardío-Terminal, entre el 800 a 1000 d.C.
Las dimensiones de la Cueva de San Felipe que está ubicada en una colina, comentó el arqueólogo, son de aproximadamente 150 metros de profundidad por 40 o 50 metros de anchura. Grupos choles acuden actualmente el Día de la Santa Cruz —3 de mayo— para llevar a cabo ceremonias de petición de lluvias, siendo cuatro miembros de la comunidad quienes ingresan a las dos primeras cámaras del lugar. Sin embargo, las evidencias arqueológicas se localizan luego de pasar varias restricciones o gateras, inclusive antes de llegar al límite del subterráneo donde están los entierros señalados, hay otros de carácter secundario. Una abundancia de restos óseos humanos se encuentros dispersos en ese sitio, se trata de individuos que fueron exhumados y dispuestos allí posteriormente de forma arbitraria.
“Esta zona, aledaña a Puxcatán, marca el inicio de la sierra tabasqueña y se sabe que en la época prehispánica estuvo habitada por zoques, grupo que no es de filiación maya sino más bien guarda relación con culturas de la región de Oaxaca. No obstante, antes de la Conquista, choles y chontales les fueron replegando y ganando territorio, de tal suerte que este hallazgo puede representar una ventana más hacia los zoques, una civilización que ha sido muy poco trabajada”.
“En la cueva hay cerca de 10 depósitos mortuorios, la mayoría de ellos son entierros secundarios con numerosos individuos. Una de las preguntas que intenta responder el proyecto es si cada osario (lugar donde se hallan huesos) que existe allí dentro, corresponde a un sólo evento, o fueron varios acaecidos a lo largo del tiempo”, expresó Martos. También mediante estudios de antropología física se conocerá si se trata de individuos con distintos grupos sanguíneos o si corresponde a uno solo, lo que podría hablar tal vez de una dinastía. Además del trabajo de exploración completa de la cueva, se llevará a cabo el levantamiento topográfico de la misma, a la vez de ubicar los distintos depósitos de materiales, y analizar los materiales cerámicos y líticos.
“No vamos a levantar todo —detalló en experto del INAH—, sólo se van a tomar algunas muestras de materiales óseos que sean importantes y pensamos rescatar los objetos sobresalientes. De hecho, hay muchos depósitos fosilizados, lo que habla de un largo periodo de uso de la cueva, otra de las incógnitas es desde cuándo comenzó a ser utilizada”. En asociación a los restos óseos se han hallado gran número de ofrendas compuestas por vasijas, pectorales de concha; cuentas de concha y de jade; hachuelas de piedra verde, bolas de cinabrio y orejeras. En su mayoría se trata de ornamentos, la cerámica se localizó en menor abundancia. Una selección de estos elementos conformará un pequeña muestra que se espera puede ser vista en los primeros meses de 2008 en el Palacio Municipal de Tacotalpa.
Por otra parte, Luis Alberto Martos explicó que con el objetivo de encontrar evidencias en torno al término del mundo Clásico en la región maya, el cual de acuerdo con una tesis pudo ocurrir —en combinación con otros factores— debido a una gran sequía que se prolongó durante 120 años; también se realizará una inspección subacuática en el río que circunda la colina donde se halla la Cueva de San Felipe. “Al pie de la elevación nace un río y hay una cámara en donde este afluente se convierte en subterráneo; en la exploración participarán espeleobuzos que colaboran con la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH. En cenotes y otros depósitos de agua, se han descubierto marcas de descenso en el nivel del agua. El periodo de ocupación de la Cueva de San Felipe coincide con la supuesta gran sequía”.
“La hipótesis en este caso, es que si hubo una gran sequía, este río subterráneo que brota de la colina debió bajar sensiblemente su nivel, por lo tanto debió haber posibilidad de penetrar en esta cámara y es muy posible que también hayan dejado una ofrenda propiciatoria” (source INAH - Sala de Prensa).