Maya News Updates 2008, No. 54: Yucatan and Quintana Roo, Mexico - Some Research Findings from Recent Cave Explorations
On November 21, 2008, the Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) posted a short notice on research findings from recent cave explorations in Yucatan and Quintana Roo as well as Tabasco. The notice discusses several findings and introduces the temporal exhibit "Umbrales sagrados, portales mágicos" that is the subject of Maya News Updates 2008, No. 53 (edited by MNU) (photo MNU):
Los mayas modificaron la fisonomía de diversas cuevas para realizar rituales de creación, iniciación y petición - Diversas cuevas del sureste de México, que en tiempos antiguos se encontraban sobre la superficie terrestre, fueron modificadas por los mayas para realizar en su interior ritos importantes en su cosmogonía. Debido a cambios en la tierra, actualmente algunas de estas cavernas se encuentran bajo el agua y junto con los cenotes, conservan en sus interiores acuosos, testimonios culturales que constituyen un campo de estudio de la Arqueología Subacuática.
En cenotes de Yucatán y Quintana Roo, así como en cuevas –algunas inundadas– de Chiapas, Tabasco y Campeche, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han reconocido modificaciones culturales en la estructura de los espacios naturales, mismos que registran y estudian de manera detallada. De acuerdo con estas investigaciones, los antiguos mayas habilitaron muros, plasmaron pinturas, construyeron templos, altares, escalinatas, corredores y pasillos, que en las cavernas inundadas, parecen pertenecer a ciudades acuáticas similares a la mítica Atlántida.
El arqueólogo Luis Alberto Martos, director de Estudios Arqueológicos (DEA) del INAH, habló de algunas de las características de estos sitios en la plática Introducción a las cuevas y los cenotes mayas, dentro del ciclo de conferencias que se lleva a cabo en el Museo del Templo Mayor como complemento de la exposición Umbrales sagrados. Portales mágicos, cuevas y cenotes mayas que exhibe dicho recinto.
“En las áreas iluminadas de las cuevas suelen hallarse albarradas, pequeños muros de piedra apilada, de 30 a 40 centímetros de altura, cuya función es distribuir espacios domésticos; en cambio, si estas albarradas se localizan en la penumbra total, por lo regular no estaban separando actividades; en estos casos su función era restringir el acceso a la parte laberíntica de la cueva. “Por la altura, cualquier persona podía brincar dicha albarrada; sin embargo, su función era simbólica y se creía que quien la cruzaba podía perderse en su intricado camino o encontrarse con algún ser mítico que le robara el alma”, comentó.
Luis Alberto Martos explicó que los recintos son construcciones de piedras apiladas que forman cuartitos, pueden estar en cuevas muy profundas; aparentemente ahí era recluida la gente durante rituales de iniciación, por ejemplo, cuando un niño se convertía en adulto. En las cuevas también se llevaban a cabo ritos de creación, cuando los mayas destruían el mundo simbólicamente. Los pasillos, hasta el momento sólo localizados en cuevas de Quintana Roo, por lo regular miden 3.20 de largo, están edificados con dos muros de piedra paralelos, de 30 centímetros de ancho; no son trampas para animales porque están muy adentro de las cuevas, tampoco comunican a un lugar con agua, casi siempre están orientadas al norte”, dijo el investigador.
También, continuó, se han encontraron corredores, que son paredes hechas de mampostería con una pequeña puerta al centro, en algunos muros la entrada tiene poca altura por lo cual es necesario arrastrarse para pasar del otro lado. Cebe destacar que en el ritual de iniciación para un joven que dejaba de ser niño, el adolescente era metido a la cueva para que hiciera el recorrido a través de estos corredores.
En tanto que las escalinatas cumplieron la función de facilitar el acceso para llegar al lugar donde había agua; en el Chilam Balam y el Popol Vuh se hace referencia a la escalera como símbolo del cruce por los tres planos: el cielo, la tierra y el inframundo, explicó. Otros elementos localizados en las cuevas son relieves tallados que presentan figuras geométricas, zoomorfas y antropomorfas. También es frecuente la presencia de caritas: rostros muy esquematizados, a veces solo formados con los huecos de los ojos y la boca, y que iluminadas con la luz de las antorchas daban un efecto de movimiento.
Dichos relieves se han descubierto desde el norte de Quintana Roo hasta Belice y Guatemala, y de la costa del Golfo de México a la costa del Caribe, en Yucatán, comentó Martos. Así mismo, dentro de las cuevas mayas se han descubierto altares de tres niveles escalonados; al igual que la pirámide de Chichén Itzá, tienen un fenómeno solar: durante los equinoccios entra la luz y proyecta la sombra de una serpiente, explicó el arqueólogo.
Los mayas también construyeron algunos de sus templos sobre cuevas, es el caso de Izamal y el Rosario, en Yucatán, o el Sisín, en Quintana Roo. “La idea era que la persona cruzará los laberintos de la gruta y saliera enfrente del templo, lo cual significaba el renacer del individuo”. El arqueólogo explicó que geológicamente Yucatán es una gran plancha calcárea: “en el estado no hay ríos ni lagos porque la roca caliza es muy permeable y toda el agua se filtra, lo que provoca que se forme una red de ríos subterráneos y cuevas.
“Cuando el techo de una cueva no se puede sostener, se colapsa y muchas veces el agua queda expuesta, transformándose en un cenote. Las cuevas no siempre estuvieron inundadas y los mayas aprovecharon esta condición para realizar actividades domésticas y económicas, además de las rituales. Sirvieron como refugio contra la lluvia y los animales, se han determinado áreas de consumo de alimentos, de descanso, almacenaje, corrales, lo cual indica que fueron utilizadas para las actividades cotidianas”, señaló.
Las cuevas, agregó Martos, también fueron utilizadas para el tejido de la parra, pues la frescura de la cavidad permitió que el tiempo de manipulación de la planta se prolongara, al evitar que se secara rápidamente. “Se han descubierto tepalcates, que fueron utilizados en actividades domésticas, culinarias, para extraer agua y en algunos rituales; estos últimos se distinguen por su ubicación en la cueva: se encontraron metidos en orificios, huecos y grietas de las paredes de las grutas”.
Otros elementos arqueológicos localizados en las cuevas son los metates, de acuerdo con Martos tuvieron dos usos: cuando se localizan cerca de los accesos donde entra la luz, eran de tipo doméstico; en cambio los que se ubican en el fondo de la cueva, sobre piedras labradas, sirvieron para almacenar agua de goteo. “Esa agua era muy importante para los mayas porque la consideraban líquido virgen: agua que no había sido vista por ojo humano y que no estuvo contaminada; por lo tanto era el agua requerida para los rituales”, explicó el investigador del INAH. Martos concluyó que la importancia de los objetos que se han encontrado en cuevas y cenotes radica en el valor que los mayas le daban a estos lugares, considerados portales al inframundo y sitios primigenios donde se realizaron rituales de creación, iniciación y petición.
La creencia de que en las cuevas y cenotes viven seres sobrenaturales sigue vigente, incluso algunas comunidades le piden lluvia y fertilidad a San Juanito –quien llega de Palenque por debajo de la tierra a través de cuevas–, lo mismo que a las antiguas deidades de los mayas.
El ciclo de conferencias Umbrales sagrados, portales mágicos continúa el sábado 22 de noviembre a las 10:00 horas con la conferencia Cuevas de la región Zoque de Tabasco, a cargo del arqueólogo Eladio Terreros. El Museo del Templo Mayor se ubica en Seminario 8, Centro Histórico (written by Miroslava Bautista; source CONACULTA - Sala de Prensa).
En cenotes de Yucatán y Quintana Roo, así como en cuevas –algunas inundadas– de Chiapas, Tabasco y Campeche, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han reconocido modificaciones culturales en la estructura de los espacios naturales, mismos que registran y estudian de manera detallada. De acuerdo con estas investigaciones, los antiguos mayas habilitaron muros, plasmaron pinturas, construyeron templos, altares, escalinatas, corredores y pasillos, que en las cavernas inundadas, parecen pertenecer a ciudades acuáticas similares a la mítica Atlántida.
El arqueólogo Luis Alberto Martos, director de Estudios Arqueológicos (DEA) del INAH, habló de algunas de las características de estos sitios en la plática Introducción a las cuevas y los cenotes mayas, dentro del ciclo de conferencias que se lleva a cabo en el Museo del Templo Mayor como complemento de la exposición Umbrales sagrados. Portales mágicos, cuevas y cenotes mayas que exhibe dicho recinto.
“En las áreas iluminadas de las cuevas suelen hallarse albarradas, pequeños muros de piedra apilada, de 30 a 40 centímetros de altura, cuya función es distribuir espacios domésticos; en cambio, si estas albarradas se localizan en la penumbra total, por lo regular no estaban separando actividades; en estos casos su función era restringir el acceso a la parte laberíntica de la cueva. “Por la altura, cualquier persona podía brincar dicha albarrada; sin embargo, su función era simbólica y se creía que quien la cruzaba podía perderse en su intricado camino o encontrarse con algún ser mítico que le robara el alma”, comentó.
Luis Alberto Martos explicó que los recintos son construcciones de piedras apiladas que forman cuartitos, pueden estar en cuevas muy profundas; aparentemente ahí era recluida la gente durante rituales de iniciación, por ejemplo, cuando un niño se convertía en adulto. En las cuevas también se llevaban a cabo ritos de creación, cuando los mayas destruían el mundo simbólicamente. Los pasillos, hasta el momento sólo localizados en cuevas de Quintana Roo, por lo regular miden 3.20 de largo, están edificados con dos muros de piedra paralelos, de 30 centímetros de ancho; no son trampas para animales porque están muy adentro de las cuevas, tampoco comunican a un lugar con agua, casi siempre están orientadas al norte”, dijo el investigador.
También, continuó, se han encontraron corredores, que son paredes hechas de mampostería con una pequeña puerta al centro, en algunos muros la entrada tiene poca altura por lo cual es necesario arrastrarse para pasar del otro lado. Cebe destacar que en el ritual de iniciación para un joven que dejaba de ser niño, el adolescente era metido a la cueva para que hiciera el recorrido a través de estos corredores.
En tanto que las escalinatas cumplieron la función de facilitar el acceso para llegar al lugar donde había agua; en el Chilam Balam y el Popol Vuh se hace referencia a la escalera como símbolo del cruce por los tres planos: el cielo, la tierra y el inframundo, explicó. Otros elementos localizados en las cuevas son relieves tallados que presentan figuras geométricas, zoomorfas y antropomorfas. También es frecuente la presencia de caritas: rostros muy esquematizados, a veces solo formados con los huecos de los ojos y la boca, y que iluminadas con la luz de las antorchas daban un efecto de movimiento.
Dichos relieves se han descubierto desde el norte de Quintana Roo hasta Belice y Guatemala, y de la costa del Golfo de México a la costa del Caribe, en Yucatán, comentó Martos. Así mismo, dentro de las cuevas mayas se han descubierto altares de tres niveles escalonados; al igual que la pirámide de Chichén Itzá, tienen un fenómeno solar: durante los equinoccios entra la luz y proyecta la sombra de una serpiente, explicó el arqueólogo.
Los mayas también construyeron algunos de sus templos sobre cuevas, es el caso de Izamal y el Rosario, en Yucatán, o el Sisín, en Quintana Roo. “La idea era que la persona cruzará los laberintos de la gruta y saliera enfrente del templo, lo cual significaba el renacer del individuo”. El arqueólogo explicó que geológicamente Yucatán es una gran plancha calcárea: “en el estado no hay ríos ni lagos porque la roca caliza es muy permeable y toda el agua se filtra, lo que provoca que se forme una red de ríos subterráneos y cuevas.
“Cuando el techo de una cueva no se puede sostener, se colapsa y muchas veces el agua queda expuesta, transformándose en un cenote. Las cuevas no siempre estuvieron inundadas y los mayas aprovecharon esta condición para realizar actividades domésticas y económicas, además de las rituales. Sirvieron como refugio contra la lluvia y los animales, se han determinado áreas de consumo de alimentos, de descanso, almacenaje, corrales, lo cual indica que fueron utilizadas para las actividades cotidianas”, señaló.
Las cuevas, agregó Martos, también fueron utilizadas para el tejido de la parra, pues la frescura de la cavidad permitió que el tiempo de manipulación de la planta se prolongara, al evitar que se secara rápidamente. “Se han descubierto tepalcates, que fueron utilizados en actividades domésticas, culinarias, para extraer agua y en algunos rituales; estos últimos se distinguen por su ubicación en la cueva: se encontraron metidos en orificios, huecos y grietas de las paredes de las grutas”.
Otros elementos arqueológicos localizados en las cuevas son los metates, de acuerdo con Martos tuvieron dos usos: cuando se localizan cerca de los accesos donde entra la luz, eran de tipo doméstico; en cambio los que se ubican en el fondo de la cueva, sobre piedras labradas, sirvieron para almacenar agua de goteo. “Esa agua era muy importante para los mayas porque la consideraban líquido virgen: agua que no había sido vista por ojo humano y que no estuvo contaminada; por lo tanto era el agua requerida para los rituales”, explicó el investigador del INAH. Martos concluyó que la importancia de los objetos que se han encontrado en cuevas y cenotes radica en el valor que los mayas le daban a estos lugares, considerados portales al inframundo y sitios primigenios donde se realizaron rituales de creación, iniciación y petición.
La creencia de que en las cuevas y cenotes viven seres sobrenaturales sigue vigente, incluso algunas comunidades le piden lluvia y fertilidad a San Juanito –quien llega de Palenque por debajo de la tierra a través de cuevas–, lo mismo que a las antiguas deidades de los mayas.
El ciclo de conferencias Umbrales sagrados, portales mágicos continúa el sábado 22 de noviembre a las 10:00 horas con la conferencia Cuevas de la región Zoque de Tabasco, a cargo del arqueólogo Eladio Terreros. El Museo del Templo Mayor se ubica en Seminario 8, Centro Histórico (written by Miroslava Bautista; source CONACULTA - Sala de Prensa).