Maya News Updates 2009, No. 24: Puuc Area, Yucatan - Update on the Las cuevas: registro de evidencias culturas prehispánicas en la Región Puuc Project
In 1997, the Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) initiated the Las cuevas: registro de evidencias culturas prehispánicas en la Región Puuc project, headed by archaeologist Eunice Uc González. Yesterday, Thursday, June 25, 2009, the INAH released a short notice on the current status of the project, which has researched over 300 caves of approximately 2,000 in the area (edited by MNU):
Clasifican cuevas mayas - Más de 300 cuevas, cenotes y grutas, de un número aproximado de 2 mil que se estiman existen en la Región Puuc, de Yucatán, han sido registradas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta); son espacios en los que se han detectado vestigios arqueológicos vinculados con actividades rituales y domésticas de la antigua cultura maya.
Se trata del proyecto Las cuevas: registro de evidencias culturas prehispánicas en la Región Puuc, impulsado por el INAH en 1997, enfocado a preservar el patrimonio arqueológico maya depositado en estos espacios, determinar su ubicación satelital, dimensiones y características topográficas. La trascendencia del registro recae en la información que aportan las cavernas, de las que se obtienen datos sobre usos y costumbres que sólo se encontraban en fuentes documentales históricas.
Eunice Uc González, investigadora del Centro INAH Yucatán y responsable del proyecto, comentó que hasta ahora el banco de datos ya cuenta con información referente a 300 de estos espacios del subsuelo. “Hemos encontrado muros con mampostería, accesos subterráneos con dinteles y jambas, petrograbados, materiales como metates, vasijas y platos, y en ocasiones hasta pintura mural sobre las paredes de las cuevas”.
A lo largo de 11 años de trabajo, la especialista desarrolló una clasificación que divide las cavidades del subsuelo en tres grupos dependiendo el uso que le daban los antiguos mayas: espacios de rito, de trabajo doméstico y de extracción de minerales o minas a las que hemos denominado cámaras-yacimiento. Cada categoría posee características físicas particulares que han ayudado a investigar la vida cotidiana de los antiguos pobladores que habitaron la Ruta Puuc, la cual se extiende por el sur y sureste del estado de Yucatán, y sitios arqueológicos como Uxmal, Chacmultún y Oxkintok.
Luego de explicar que aktun es el término en lengua maya para denominar a las cavernas o grutas, la arqueóloga Uc González abundó que dentro de la clasificación de estos espacios destacan los utilizados como áreas de rito, que son aquellas cavernas donde únicamente los sacerdotes mayas podían entrar, y en cuyos accesos se han encontrado muros de origen prehispánico hechos de argamasa, que refieren que eran espacios restringidos.
Además, se han detectado dinteles que ocultan cámaras especiales y que cuentan con petrograbados y dibujos en tonos azules, color vinculado a lo sagrado. En los distintos accesos a dichas cavernas se observan señales como manos pintadas, venados y representaciones del dios maya de la lluvia, Chaac, que dan cuenta del el uso ceremonial que se les daba como oráculos,
“Son lugares donde el sacerdote ingresaba para ponerse en contacto con las divinidades del inframundo. Por esta razón, los mayas prehispánicos consideraban estas cuevas como portales de comunicación entre lo humano y lo divino espacios, a los cuales no tenían acceso el hombre común”, expresó. En estas cuevas, dijo la especialista del INAH, se encuentra el suhuy ha´— agua virgen o sagrada— es el líquido que no ha sido visto, tocado y manchado por el hombre. Fuentes históricas del siglo XVI mencionan cómo se captaba el suhuy ha´ de las estalactitas, con metates hechos y horadados especialmente con este propósito.
Aún en nuestros días los mayas asisten a recuperar este líquido ritual para hacer ceremonias que han perdurado por siglos. Un ejemplo de este tipo de cavernas son Aktun Usil y Calcehtok, en el municipio de Maxcanú, y Aktun Sabakhá, en la región de Tekax. El más reciente trabajo del proyecto fue en la cueva de Aktun Usil, donde se encontró un espacio con grupos de pinturas en color rojo. Después de hacer la interpretación epigráfica se determino que son puntos cardinales y glifos de numerales, lo que hace deducir a los expertos en que esta cueva sirvió para el estudio astronómico y elaboración de calendarios que probablemente se relacionaban con los periodos de siembra y cultivo o de eventos de importancia para la sociedad maya prehispánica.
Por otra parte, Uc González indicó que los espacios de trabajo doméstico son aquellas áreas iluminadas desde la superficie a través de claros de luz, o claraboyas que iluminan algunos espacios del interior. En dichas cavidades alumbradas por el Sol se pueden ver grabados y glifos, y se han hallado considerable número de metates, haltunes (recipientes labrados en piedra), cerámica y demás vestigios utilizados para la molienda e incluso como habitación. Un caso de este tipo de cueva es la localizada en El Ramonal, también en el municipio de Tekax.
El tercer tipo de cavidad en el subsuelo son los espacios de extracción, donde se encontraron yacimientos de barro o k´at, que era usado para hacer cerámica. Las vasijas y otros utensilios poseen “brillos” que en realidad son reminiscencias de estalactita molida. Otro tipo de mineral extraído en estas cuevas de trabajo, abundó la especialista, era el híb o hí maya, un tipo de mineral carbonatado o yeso usado como desgrasante de vasijas, también extraían el cancab rojo (arcilla), que servía como “embarro” elemento constructivo para casas habitación mayas. Un ejemplo de estas cavidades subterráneas es Aktun Ho’on, en el municipio de Tekax.
Según fuentes históricas del siglo XVI cada determinado período de tiempo de acuerdo con el calendario maya ritual o cambio de estación o año nuevo, se renovaban todos los utensilios de uso cotidiano. Las piezas desechadas terminaban almacenadas en cavernas, “estos depósitos de ‘basura’ nos aportan una cronología de la ocupación de cada lugar”, expresó la arqueóloga.
Los materiales que se encuentran en cenotes y cuevas son sumamente especiales, al ocupar un ambiente oscuro y húmedo requieren una inmediata intervención si son extraídos, por lo que lo ideal es su permanencia en el lugar, en muchas ocasiones los objetos se petrifican, tal es el caso de las mas de 30 vasijas en las áreas mas profundas de la gruta de Calcehtok, en el municipio de Maxcanú.
En el caso de los petrograbados, éstos se tratan de mantener en las condiciones naturales en las que se encontraron, la capa de hongos que los cubre ofrece cierto nivel de protección, además de hacer visible y definido el alto y bajorrelieve. El proyecto también contempla la realización de peritajes ante nuevos reportes de hallazgos hechos por particulares. Este tipo de levantamientos se han hecho en las zonas de Tekax, Oxkutzcab y el sitio arqueológico de Oxkintok; en el municipio de Maxcanú.
El registro incluye planos topográficos, una planimetría de la caverna con base en cinta y brújula, se definen áreas y bóvedas con vestigios, zonas de compresiones y de depresiones, la ubicación satelital (GPS) y su posterior cartografía. También se proponen rutas que puedan ser explotadas por espeleólogos sin perjudicar el patrimonio histórico y natural, para lo cual conjuntamente con antropólogos se capacita a las comunidades indígenas aledañas a estos espacios físicos para que ellos mismos protejan y cuiden las áreas (source INAH).
Se trata del proyecto Las cuevas: registro de evidencias culturas prehispánicas en la Región Puuc, impulsado por el INAH en 1997, enfocado a preservar el patrimonio arqueológico maya depositado en estos espacios, determinar su ubicación satelital, dimensiones y características topográficas. La trascendencia del registro recae en la información que aportan las cavernas, de las que se obtienen datos sobre usos y costumbres que sólo se encontraban en fuentes documentales históricas.
Eunice Uc González, investigadora del Centro INAH Yucatán y responsable del proyecto, comentó que hasta ahora el banco de datos ya cuenta con información referente a 300 de estos espacios del subsuelo. “Hemos encontrado muros con mampostería, accesos subterráneos con dinteles y jambas, petrograbados, materiales como metates, vasijas y platos, y en ocasiones hasta pintura mural sobre las paredes de las cuevas”.
A lo largo de 11 años de trabajo, la especialista desarrolló una clasificación que divide las cavidades del subsuelo en tres grupos dependiendo el uso que le daban los antiguos mayas: espacios de rito, de trabajo doméstico y de extracción de minerales o minas a las que hemos denominado cámaras-yacimiento. Cada categoría posee características físicas particulares que han ayudado a investigar la vida cotidiana de los antiguos pobladores que habitaron la Ruta Puuc, la cual se extiende por el sur y sureste del estado de Yucatán, y sitios arqueológicos como Uxmal, Chacmultún y Oxkintok.
Luego de explicar que aktun es el término en lengua maya para denominar a las cavernas o grutas, la arqueóloga Uc González abundó que dentro de la clasificación de estos espacios destacan los utilizados como áreas de rito, que son aquellas cavernas donde únicamente los sacerdotes mayas podían entrar, y en cuyos accesos se han encontrado muros de origen prehispánico hechos de argamasa, que refieren que eran espacios restringidos.
Además, se han detectado dinteles que ocultan cámaras especiales y que cuentan con petrograbados y dibujos en tonos azules, color vinculado a lo sagrado. En los distintos accesos a dichas cavernas se observan señales como manos pintadas, venados y representaciones del dios maya de la lluvia, Chaac, que dan cuenta del el uso ceremonial que se les daba como oráculos,
“Son lugares donde el sacerdote ingresaba para ponerse en contacto con las divinidades del inframundo. Por esta razón, los mayas prehispánicos consideraban estas cuevas como portales de comunicación entre lo humano y lo divino espacios, a los cuales no tenían acceso el hombre común”, expresó. En estas cuevas, dijo la especialista del INAH, se encuentra el suhuy ha´— agua virgen o sagrada— es el líquido que no ha sido visto, tocado y manchado por el hombre. Fuentes históricas del siglo XVI mencionan cómo se captaba el suhuy ha´ de las estalactitas, con metates hechos y horadados especialmente con este propósito.
Aún en nuestros días los mayas asisten a recuperar este líquido ritual para hacer ceremonias que han perdurado por siglos. Un ejemplo de este tipo de cavernas son Aktun Usil y Calcehtok, en el municipio de Maxcanú, y Aktun Sabakhá, en la región de Tekax. El más reciente trabajo del proyecto fue en la cueva de Aktun Usil, donde se encontró un espacio con grupos de pinturas en color rojo. Después de hacer la interpretación epigráfica se determino que son puntos cardinales y glifos de numerales, lo que hace deducir a los expertos en que esta cueva sirvió para el estudio astronómico y elaboración de calendarios que probablemente se relacionaban con los periodos de siembra y cultivo o de eventos de importancia para la sociedad maya prehispánica.
Por otra parte, Uc González indicó que los espacios de trabajo doméstico son aquellas áreas iluminadas desde la superficie a través de claros de luz, o claraboyas que iluminan algunos espacios del interior. En dichas cavidades alumbradas por el Sol se pueden ver grabados y glifos, y se han hallado considerable número de metates, haltunes (recipientes labrados en piedra), cerámica y demás vestigios utilizados para la molienda e incluso como habitación. Un caso de este tipo de cueva es la localizada en El Ramonal, también en el municipio de Tekax.
El tercer tipo de cavidad en el subsuelo son los espacios de extracción, donde se encontraron yacimientos de barro o k´at, que era usado para hacer cerámica. Las vasijas y otros utensilios poseen “brillos” que en realidad son reminiscencias de estalactita molida. Otro tipo de mineral extraído en estas cuevas de trabajo, abundó la especialista, era el híb o hí maya, un tipo de mineral carbonatado o yeso usado como desgrasante de vasijas, también extraían el cancab rojo (arcilla), que servía como “embarro” elemento constructivo para casas habitación mayas. Un ejemplo de estas cavidades subterráneas es Aktun Ho’on, en el municipio de Tekax.
Según fuentes históricas del siglo XVI cada determinado período de tiempo de acuerdo con el calendario maya ritual o cambio de estación o año nuevo, se renovaban todos los utensilios de uso cotidiano. Las piezas desechadas terminaban almacenadas en cavernas, “estos depósitos de ‘basura’ nos aportan una cronología de la ocupación de cada lugar”, expresó la arqueóloga.
Los materiales que se encuentran en cenotes y cuevas son sumamente especiales, al ocupar un ambiente oscuro y húmedo requieren una inmediata intervención si son extraídos, por lo que lo ideal es su permanencia en el lugar, en muchas ocasiones los objetos se petrifican, tal es el caso de las mas de 30 vasijas en las áreas mas profundas de la gruta de Calcehtok, en el municipio de Maxcanú.
En el caso de los petrograbados, éstos se tratan de mantener en las condiciones naturales en las que se encontraron, la capa de hongos que los cubre ofrece cierto nivel de protección, además de hacer visible y definido el alto y bajorrelieve. El proyecto también contempla la realización de peritajes ante nuevos reportes de hallazgos hechos por particulares. Este tipo de levantamientos se han hecho en las zonas de Tekax, Oxkutzcab y el sitio arqueológico de Oxkintok; en el municipio de Maxcanú.
El registro incluye planos topográficos, una planimetría de la caverna con base en cinta y brújula, se definen áreas y bóvedas con vestigios, zonas de compresiones y de depresiones, la ubicación satelital (GPS) y su posterior cartografía. También se proponen rutas que puedan ser explotadas por espeleólogos sin perjudicar el patrimonio histórico y natural, para lo cual conjuntamente con antropólogos se capacita a las comunidades indígenas aledañas a estos espacios físicos para que ellos mismos protejan y cuiden las áreas (source INAH).