Sunday, April 29, 2007

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Maya News Updates 2007, No. 22: Mejicanos, Amatitlán - Temples in Miniature in Guatemala
Today, April 29, 2007, the Sunday Supplement Revista D of the Guatemalan newspaper Prensa Libre, contains a short item on the archaeological discoveries at the site of Mejicanos. This archaeological site (discussed first by Edward Shook in 1952) is located some 4 km. southeast of the archaeological site of Amatitlán, close to the Lake of Amatitlán. The item in Revista D specifically targets the Precolumbian stone models found at the site of Mejicanos (edited by MNU):
Templos en miniatura: En Amatitlán, rocas rituales representan un imponente misterio. Los templos prehispánicos más altos reportados a la fecha en Guatemala se yerguen en El Mirador y Tikal, por encima de la densa selva petenera. Pero Amatitlán posee algunos de los más reducidos e intrigantes. Su altura no se mide en metros, sino en centímetros... El sitio arqueológico de Mejicanos se extiende en terrenos situados en la ribera oriental del lago y en varios cerros, que cubre una superficie de unos 3 km2. Se nota por doquier una considerable concentración de cerámica, que se asemeja a la de Kaminaljuyú y delata una larga ocupación, del Preclásico Medio (800-500 a. C.) al Postclásico (900-1524 d. C.).
Incontables fragmentos de otro tipo brillan bajo el Sol: se trata de la obsidiana, un vidrio volcánico usado en la antigüedad para fabricar navajas y puntas. Varios de estos fragmentos presentan una particularidad: son de color verde, lo que indica que la obsidiana provenía del valle de Toluca, en el México central. Los misteriosos pobladores de Mejicanos dejaron también ruinas de casas y otros edificios. Destaca, en una antigua terraza, un muro de grandes piedras admirablemente talladas y ajustadas.
Map showing location of the site of Mejicanos

Por todos lados se pueden apreciar los remanentes de intensos acontecimientos volcánicos. Numerosas rocas de diversas formas yacen en la tierra, como boyas en la superficie de un agitado mar. Varias peñas deparan una sorpresa: llevan grabados enigmáticos mensajes de los antiguos habitantes. Se reconocen figuras humanas esquematizadas, animales, cavidad, pequeños canales, diseños abstractos ... Pero estos elementos no son los que más nos sorprenden. Se identifican también diminutas escalinatas que llevan nuestra mirada hacia las cumbres de verdaderas pirámides en miniatura. Su altura respecto del suelo no rebasa el metro. Hoy se registran en Mejicanos siete de estas maquetas precolombinas. ¿Cuándo, por quién y por qué fueron talladas?
En la época colonial, el famoso cronista Fuentes y Guzmán (1643-1700) mencionó en el lugar la presencia de ruinas de un antiguo pueblo llamado Zacualpa. Pero no fue hasta la década de 1950 que el arqueólogo húngaro Stephen de Borhegyi documentó el sitio de Mejicanos y sus extrañas maquetas. En el mismo decenio a, el guatemalteco Guillermo Mata amplió de forma considerable el conocimiento de la arqueología de la zona, extendiendo sus exploraciones hasta debajo de las verduzcas aguas del lago. Desde 1996, el arqueólogo Édgar Carpio, de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos (Usac), enfoca sus esfuerzos en el arte rupestre de Amatitlán. Como lo recalca este investigador, “el grupo de maquetas de Mejicanos es un caso único en Guatemala”. No obstante, lejos de desanimarse, se dedicó a emprender, al nivel de toda Mesoamérica, un estudio comparativo con el afán de abordar las delicadas cuestiones de las fuentes de inspiración, la cronología y la interpretación de las “pirámides” de Amatitlán.
Valiosas pistas encontró Carpio en el lejano altiplano mexicano, especialmente, en el sitio de Teotenango, donde afloramientos rocosos muestran igualmente los rasgos de templos en miniatura. Más semejanzas se constataron en peñas de Chiapas, Tabasco y Yucatán, donde se exhiben escalinatas, depresiones, animales y obsesionantes caras humanas. Todo indica que la zona de Amatitlán, estratégicamente ubicada entre la costa del Pacífico y al altiplano maya, siempre recibió múltiples influencias e invasiones, que determinaron su desarrollo.
El aparente auge de Mejicanos, entre 600 y 1200 d. C., correspondería también al período de concepción de las maquetas, por escultores de los cuales se desconoce la lengua (o las lenguas). Según expresa Carpio, el conjunto de las maquetas “podía constituir una especie de lugar de culto en donde, en la antigüedad, se llevaban a cabo rituales propiciatorios y de otra índole”. Las cavidades, por lo general, presentes en las cumbres de las pirámides, podían recibir libaciones o el agua de lluvia, o incluso, podían servir para moler ritualmente hongos alucinógenos (como se ha propuesto para Teotenango).
En Mejicanos, obviamente, la simple forma del templo piramidal se ha convertido en un signo del acercamiento a un mundo mitológico, y tal vez, del acceso al poder político. En la región de Río Bec, en el sureste de la península de Yucatán (México) existen curiosos templos ficticios —sin cámaras— pero del tamaño de verdaderos edificios. Los antiguos lugareños de Mejicanos fueron más allá, reduciendo el templo a su simple dimensión simbólica y ritual. En muchas civilizaciones del mundo, desde un remoto pasado, las maquetas revestían un carácter sagrado. En el museo de Louvre, en París, un célebre ejemplo de bronce, dedicado por el rey de Anzan y Susa, agrandador del reino, muestra, entre dos pequeños templos, una serena ceremonia del amanecer de 3200 años de antigüedad.
En Amatitlán, las rocas grabadas, las ruinas y las terrazas forman, desde el lago, un tipo de monumental escalinata, que recuerdan irresistiblemente a otro majestuoso sitio maya asentado entre lago y volcanes: Chuitinamit (ver la Revista D del 22/02/2006). Pero a la diferencia de la “montaña coronada” de Atitlán, Mejicanos está sufriendo constantes y lamentables saqueos. Édgar Carpio, incansablemente, busca sensibilizar a los habitantes del área para que protejan su patrimonio, y no desespera por crear un museo comunitario. Prevé que el año próximo harán excavaciones que podrían echar una nueva luz en la milenaria epopeya de Mejicanos (written by: Sébastien Perrot-Minnot; source: Prensa Libre, Revista D No. 147: 28-29).
The archaeological site of Mejicanos can be found described in a 2002 article from the Simposios de Investigaciones Arqueologicas en Guatemala series posted by the Asociacion Tikal, written by Edgar Carpio Rezzio and Alfredo Roman and entitled "Primeros avances del Proyecto Mejicanos, Amatitlan" ([PDF]).

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